miércoles, 5 de octubre de 2011

"Vamo, solouli, y cuando Shiva quiera"

Hace dos días que llegamos nuevamente a Kathmandu, tras finalizar los diez días de trekking en Langtang. Y hoy es el primer día desde que llegamos a Nepal que no ha llovido ni una gota, ¿se habrá terminado el dichoso monzón de una vez? Esperemos que así sea porque estamos un poco hartitos del tema. Aqui todo el mundo dice que le quedan un par de  días, pero venimos oyendo ésto desde que llegamos.

El caso es que a consecuencia de la lluvia, hemos tenido algún que otro contratiempo, por llamarlo de alguna manera. Empezando por los viajes en autobús local, tanto de ida como de vuelta; así como durante las caminatas.

Comenzaremos por explicar un poco por qué hemos titulado así este artículo. Aunque hay gente que lo hace por libre, nosotros contratamos un guía-porteador, porque no nos sentíamos capaces de realizarlo de esta manera. Y menos mal. Nuestro guía-porteador se llama Thakur. Tiene 57 años, probablemente pese menos de 50 kg, pero es capaz de cargar la mitad de su propio peso, sino más y andar en chanclas por esos caminos de Dios, durante horas, sin inmutarse. Además de la edad, tiene el handicap de que apenas sabe hablar inglés, y eso le ha dificultado a la hora de encontrar trabajo como guia, que es lo que a él le hubiera gustado ser. La cuestión es que como de vez en cuando parábamos a descansar (y él a fumar), para reanudar la marcha, Thakur nos decía "Vamo" y luego "Soluili, soluili", es decir, que fuéramos poco a poco. Y así, cada día. Respecto a Shiva, en la estación de autobuses de Kathmandu, se nos ocurrió preguntarle cuándo dejaría de llover y él no se lo pensó ni un segundo: "Shiva está pensando y dejará de llover cuando Shiva quiera". Y no quiso. Así que solíamos bromear a menudo con él sobre las intenciones de Shiva.
Queremos que este artículo sea un homenaje a este buen hombre, padre de siete hijos y con una historia un poco triste, que nos contó al calor de una estufa de leña, así como a toda esta gente de la montaña que a pesar de las duras condiciones en las que viven, siempre tienen una sonrisa en los labios y están dispuestos a ayudar a cualquiera que se encuentre en apuros. 

Este es Thakur, que siempre posa para las fotos

En cuanto al trekking, ha habido de todo. Momentos buenos y malos, como todo en la vida. Sólo que últimamente creemos que los fenómenos naturales nos persiguen. Aunque no lo habíamos comentado con anterioridad, a los tres días de llegar a Nepal, nos sorprendió un terremoto de cierta magnitud, que pudimos sentir perfectamente. Pasado el susto inicial, llegaron las lluvias, que si bien en la ciudad no han causado más que las incomodidades propias de este fenómeno, en la montaña, las consecuencias han sido bien diferentes: grandes desprendimientos y fuertes crecidas de ríos. Todo ello ha supuesto que nos viéramos envueltos en alguna que otra situación complicada, teniendo incluso que decidir en una ocasión no continuar por el peligro que suponía el cruzar uno de esos torrentes de agua, que te vas encontrando cada dos por tres por el camino.
Dadas las circunstancias, nos llegamos a plantear que no queríamos seguir en esas condiciones. Sin embargo, seguimos la filosofía de Thakur, que dice que hay que vivir el momento y que las circunstancias siempre pueden cambiar con el nuevo día. Y así fue. A la mañana siguiente, amaneció con un sol radiante y pudimos contemplar al final del valle las altas montañas nevadas que tantas veces habíamos soñado ver.


Los dos días siguientes, en los que estábamos a partir de 3000 metros, hizo buen tiempo y cuando llegamos a nuestro destino, Kyanjin Gompa, un pueblo mayoritariamente habitado por tibetanos exiliados, pudimos descansar un día y apreciar esta parte de la cordillera del Himalaya en todo su esplendor.




A la vuelta, es cuando pudimos apreciar los enormes desprendimientos que se habían producido  y que en algunos casos incluso taponaban el curso del río, dada la magnitud de las rocas que habían caído. El camino, en algunos tramos estaba en bastante mal estado, pero afortunadamente, no llovió tanto estos últimos días del trekking, por lo que anduvimos más tranquilos y pudimos apreciar mejor el paisaje que nos rodeaba.


Nuestro único temor era cómo estaría la carretera para volver a Kathmandú, teniendo en cuenta que la distancia hasta Dhunche son 120 km. y en la ida tardamos diez horas en llegar y sin parar de llover. Fueron unas siete horas en autobús, dando unos botes que, sin exagerar, pegábamos casi con la cabeza en el techo. Al principio, nos hacía gracia, pero la risa se fue tornando en desesperación. Encima, de repente, nos dicen que tenemos que bajar del autobús, andar durante un tramo por la carretera, que se había convertido en un barrizal, y nos meten en un camión durante una hora, petado de gente, sacos, cabras, etc,.. y para rematarla otro autobús.¡Qué divertido! ¿verdad? Nuestro pequeño " Pekin Express"...

¿Dónde está Jon?
La vuelta fue algo mejor, tardamos una hora menos, ¡todo un logro!, ja, ja...












Thakur, Jon, Silvia y Julian
                                                                                                                                           Hemos conocido a mucha gente y compartido experiencias, sobre todo en los albergues de montaña. Ya que al finalizar el día, todos nos reuníamos en una sala común para cenar, al calor de la estufa. Aquello parecía la ONU, israelíes, chinos, japoneses, australianos, americanos, de Zimbawe, de Dubai, etc...Mención especial para Julian de Boston y su guía nepalí, con los que recorrimos gran parte del camino.    

                                                                                                                                                             
Bus local, ¡uf! por lo menos no nos tocó en el techo



7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hombre, por fin!! Se os ha echado de menos!!
¿10 horas para 120 km? ¿Pero ibais pedaleando o qué?

Silvia, k tal tu inglis pitinglis? ¿habrás practicado en la ONU, no? jeje.

Bueno, wapos. Ya vemos que vais superando las primeras etapas (con terremoto incluido y monzón incluidos). Muchos muxus.

Idurre.

Anónimo dijo...

Hola chicos, la verdad que menuda experiencia , menos mal que luego siempre se queda lo mejor en el recuerdo me alegro que esteis bien y seguir escribiendo vuestras anecdotas. Besitos de parte de todos

Edurne.

Anónimo dijo...

KAIXO! ZE ONDO BERRIRORE ZUEN BERRI IZATEA.
KE MAJO EL GUIA! EZ AL DU TURKIAR ANTZA?
EURIJASAK, LURRIKARAK...UAU! LEKUA ONDO EZAGUTZEN DUEN BATEKIN EGITEAK SEGURTASUN PIXKAT EMANGO ZIZUEN EZTA?
HARUNTZ JOAN AURRETIK HITZEGIN GENUN, MOMENTU ONAK ETA TXARRAK IZATEKO DENBORA SOBERA IZANGO ZENUTELA. ZUEN ABENTURA HAU IRAKURRI OSTEAN, TA MOMENTU TXARRAK BEHIN PASATA, NOR GOGORATZEN DA HAIN TXARRAK IZAN ZIRELA.
10 ORDU 120 KMTARAKO, SARDINEN MODUAN? ENBIDI GUTXINA EMATEN DIDANA HOIXE DEN ARREN, KRISTON ENBIDIA EMATEN DIDAZUE.
JARRAITU HORRELA JENDEA EZAGUTZEN, IKASTEN...
MUXUK

LARRAITZ

Xabier Mendizabal dijo...

Ya veo que no perdeis el tiempo, y encima se os está haciendo divertido. Terremotos, monzones, barrizales y todo tipo de ingredientes que le dan esa salsilla a este tipo de aventuras. La filosofía de estos viajes es así: "la prisa mata", como nos decían en Marruecos a mi amigo y a mí. Son otras gentes, otros paisajes, otros mundos dentro del mismo mundo. Me ha gustado la historia de vuestro guía, una oda a la dureza y la la fortaleza humanas. También me ha gustado el contemplar las altas cimas Himaláyicas nevadas, todo un sueño para un mendizale como yo. En fin, por aquí sin novedades. Seguiré atento vuestras peripecias viajeras. Un abrazo y a pasarlo bien.

Xabi Mendizabal.

Iñaki dijo...

Hola. Todavía no había escrito nada, aunque he seguido vuestras peripecias desde el primer día. Ya pensábamos que os habíais quedado en alguna chabola himalayense...
Qué gozada de trekking os habéis pegado, qué envidia, eso lo quiero hacer yo cuando Julen sea mayor. Ya veo que estais aprovechando cada minuto al máximo y sacando todo el jugo a este viaje vuestro, que no ha hecho más que empezar.
Me alegro de que hayáis hecho buenas migas con el chico de Boston, cuando estuvimos allí, nos pareció una gente encantadora, a pesar de ser americanos jejeje.
No se de qué os quejais de los viajes en autobús ¿habéis cogido el de San Pedro, últimamente?
Bueno, un saludo y seguid disfrutando a tope, que nosotros viajamos desde aquí con vosotros. Un beso de Julen y Amaia.

Anónimo dijo...

¿Que pasa chavales?
Ya veo que os lo estais pasando en grande, con danzas locales (terremoto je,je..) incluidas.
La siguiente aventura ya en bicicleta de montaña ¿no?
Seguid poniendonos los dientes largos

Abrazos

Efrén

Anónimo dijo...

jejejeejje, te he visto walyjon!!!!

menudas experiencias!!!

aqui poca cosa, eso si, te has perdido tu primera convocatoria huevera!!!!

que envidia lo de la comida !!!